Contadores de historias y hacedores de sueños

¡QUIERO QUE ME DEVUELVAN MIS TIEMPOS DE NIÑEZ!


Quiero que cuenten historias de princesas e príncipes azules que se conocían, que se amaban, que sufrían para luego ser felices para siempre.


Quiero que me cuenten historias al pie de la hoguera en las noches más frías.


Quiero me cuenten historias de los esclavos que han vivido en la hacienda.


Quiero que me cuenten historias de un cerdito que fue comprado para ser comido en la cena de Navidad, pero una Sra. Araña que sabía leer y escribir con sus telas, le ha ayudado haciéndolo el más famoso de la región. Todas las noches escribía con letras brillantes en la cochera del cerdito: *ESTUPENDO*; *ESPECIAL*; *ÚNICO*.


Quiero que me cuenten historias de una niña y su caballo negro que hablaba. Negro era su nombre. Todos los días salvaban a la hacienda, la naturaleza y las personas de algún malo.


Quiero que me cuenten historias de frutas que se cambiaban en muñecas y junto a las hadas cuidaban de toda la floresta.


Quiero que los ancianos me cuenten historias del folklore brasileño. Quiero que me cuenten historias del negrito de una sólo pierna, gorra roja y cachimbo.


Quiero que me cuenten sobre las sirenas que viven en los ríos de agua dulce. Que cantan y encantan a los pescadores.


Quiero que me cuenten sobre las CARRANCAS del rio San Francisco. Hechas para estar en la parte delantera del barco. Para que espanten a los malos espíritus.


Quiero que me cuenten sobre los delfines de agua dulce, los BOTOS que en noches de luna llena salen del rio y se convierten en bellos jóvenes para seducir a las señoritas que se arriesgan por el borde del río a la noche. En algunas regiones es un honor decir que son hijos del “boto”. O se convierten en bellas señoritas para seducir a los pescadores menos informados que caminan por allá.


Quiero que me cuenten sobre “MAMAUÊ”. Espíritu de todo. Espíritu indígenas. Espíritu que cuando está en la onza es malo. Espíritu que cuando está en la serpiente es bueno. Espíritu que da el poder a los curanderos de las aldeas.


Quiero que me cuenten sobre los dioses traídos del Continente Africano. Heredados y ahora arraigados a la cultura de uno sólo pueblo. Ogun, Oxossi, Iemanjá, Erê… no han pedido para venir, pero han sido muy bienvenidos a este país y a esta cultura.


Quiero que me cuenten… de hecho, NO quiero que me cuenten nada de esto. Se los cuenten a los niños de hoy. A los niños que llegan ahora.


Quiero que se los digan todo esto. Historia por historia.


Quiero que sepan que en la esquina no los esperan zombies sino magia.


Quiero que sepan que en la escuela no hay vampiros o luchas sino un horizonte tan intenso en sabiduría que les ruega para que sea descubierto.


Quiero que sepan que un día hubo contadores de historias. Sin embargo, los “hacedores” de sueños están dentro de cada uno de nosotros.




Por favor, se los digan.

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