Síndrome de Garfield




Lo he recibido por correo. No sé quién es el autor(si alguien sepa, me lo digas, por favor), pero me ha gustado tanto que se lo traducí al español.


Las 4 fases de la Síndrome Pre Menstrual


FASE 1 – LA FASE DULCE, DE LA TERNURA



El comienzo de la fase ésa es cuando la mujer empieza a quedarse llena de cariños, con mañas, a querer mimos. ¿Bueno? Tal vez, si no fuera ser así MÁS que normalmente ya lo es. Ella te abraza por nada. Habla con voz de niña. Siempre con pronombres en el diminutivo. Esa fase suele tener su final cuando ella te dice que tiene GANAS ABSURDAS de comerse un chocolate. O diez chocolates. Lo que se sigue es un cambio sutil de comportamiento, aparentemente inofensivo hacia un carácter un poco más deprimido.



FASE 2 – LA FASE DE SÚPER SENSIBLE


Ella empieza a emocionarse por cualquier cosa: desde una pequeña rajadura en la pared del baño que se parece a un gatito hasta una reedición de un reportaje sobre la muerte de Lady Di.


La fase ésa tiene su pico cuando ella te hace una pregunta. Es la pregunta que más asusta a los hombres desde los más expertos hasta los más inocentes:


- ¿Estoy gorda?


Fíjense que no es una simple retórica. Fíjense en la pronunciación. En el ton de voz usado en la pregunta. El uso “sencillo” de la conjugación de verbo “estoy” y no “me estoy quedando” de hecho torna el efecto de la pregunta mucho más peligroso de que lo se puede imaginar.


Y la pregunta ésa, compañeros, es sólo el principio de la peor fase de la SPM.


La pregunta ésa es la línea que divide la fase más sensible de la mujer de la fase más irracional.



FASE 3 – LA FASE EXPLOSIVA


Amigos… es la fase más peligrosa de la SPM.


Hay historias de mujeres que han cometido genocidios en la fase ésa.


Yo, personalmente, creo que algunas limpiezas étnicas han sido comandadas por mujeres en SPM. A parte de exageración, es la peor fase de todas.


Llegas a su casa y ella está en pijamas, pantuflas y despeinada. Su cara no es una de las mejores cuando ella te da un beso rápido y seco. Después de sentarse en la sala y tras reinar algunos minutos de silencio total, percibes que ella está a ver a aquel canal japonés que ni ella ni tú sabéis pronunciar a su nombre. A ti te parece que es una tele novela ambientada en la época feudal. Sin leyendas.


Entonces, un poco inseguro sin saber si habías hecho algo malo o no, le haces la famosa pregunta: “¿Todo bien?” Al que ella te contesta simple, seca y monosílabamente: “Sí.” Sin ni siquiera mirarte a los ojos.


Sin estar seguro si deberías o no seguir en la charla, emendas a su respuesta: “¿Estás segura?” que luego te es contestado con un sonido bajo y entre dientes que más se parece a un roznado: “Sííííííííííííííííí.” Bueno, como percibes que ella no está para mucha charla, la dejas quieta y pasas a intentar acompañar qué el galán de la tele novela, Tanaka, está a hacer para sacarle a Kazuke de los brazos del otro galán Yoshiru…


- ¡MIEEEEEEEEEEEEEEERDA!

Después de sentarte de nuevo y recuperarte del susto, la preguntas:


- ¿Qué pasó?


Lo que se sigue es algo parecido a esto:


- No te importo. Ves que así me encuentro, casi en llanto y tampoco me pregunta qué es. Pero, claro, es tan obvio… tú y tu narcisismo. Siempre hablas sobre ti mismo y nadie más importa. ¿Tu día fue una mierda? Perfecto. El mío fue el intestino entero. Los dos intestinos. Pero tampoco me quedo sentada, lastimándome por los hechos de la vida. Y ya pare de mirarme con esa cara. La cara ésa que siempre me enseñas y estás cansado de saber lo cuánto me irrita. Ah… aquél vestido que me regalaste también se quedó muy apretado. Aaaaaaaaaaaaaaaay, me vuelvo loca cuando eso sucede. Tampoco quisiste ir al Centro Comercial junto a mí para cambiarlo. El peor, es que hoy, a camino del trabajo, los albañiles me han llamado de sabrosa y NADA hiciste contra aquél bando de 5 idiotas. ¿Para qué te sirven las clases de lucha libre? Ah… ¿no estabas conmigo hoy mientras me iba a camino del trabajo? ¿Y por qué? Porque estabas junto a aquella ramera amiga de trabajo que encontramos en el otro día en el supermercado. Claro que es ella. No hay otra explicación. Y tampoco me has traído chocolate. ¡Cállate! Tu voz me enfada. De hecho, vete antes que haga alguna tontería y te quite la vida. DE-SA-PA-REZ-CAS.


Sin saber qué hubo, te vas no sin antes casi llevar una mordida al intentar darle un beso.



FASE 4 – LA FASE DE LOS CÓLICOS


Al día siguiente suena tu teléfono luego por la mañana. Es ella. Con voz de quien ha llorado toda la noche. Te dice que se está muriendo de cólicos. De las que no la deja ni siquiera levantarse de la cama.


Te vas a su casa y ella te recibe dulcemente, enamorada como si fueras el único hombre del mundo. Hace cara de pobrecita como si nada hubiera pasado anoche y te ruega que te vayas a la farmacia por unos medicamentos Atroveran, Ponstan o Buscopan que acabe con su dolor.


Te vas a la farmacia. A camino te preguntas a ti mismo: “¿Todo bien? ¿Qué sucedió?” y luego piensas: “Se libró del espíritu del mal que estaba en su cuerpo”.


Ya. La paz reina de nuevo. Los cólicos amansan (literalmente) a la fiera. Y vosotros regresáis a ser la pareja más feliz del mundo.



Por lo menos por los próximo 20 días…

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